14 de junio: Día Mundial del Donante de Sangre

La Organización Mundial de la Salud (OMS) eligió el 14 de junio como el día dedicado a reconocer a los millones de personas que, al donar sangre, salvan vidas y mejoran la salud del prójimo.

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Con la idea de que la sangre nos conecta a todos, este año se celebra especialmente la solidaridad que existe entre la persona que dona sangre voluntariamente y el paciente que la recibe. Si bien se estima que cada año se realizan 108 millones de donaciones de sangre en el mundo, apenas el 5% de los que podrían donar sangre lo hacen.

Una de cada 10 personas admitidas en un hospital necesita sangre, según estima la Cruz Roja Española. Las donaciones son destinadas al tratamiento de muchas enfermedades que producen anemia (disminución de glóbulos rojos) y para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer. Distintos componentes de la sangre se utilizan también durante intervenciones quirúrgicas y trasplantes de órganos, y se requieren tras accidentes, hemorragias y quemaduras.

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El Día Mundial del Donante de Sangre conmemora el día del nacimiento de Karl Landsteiner (Viena, 1868 – Nueva York, 1943), un patólogo y biólogo austríaco que descubrió los grupos sanguíneos A, B y O, lo que le valió el Premio Nobel de Fisiología en el año 1930.

Existen diferentes “tipos” de sangre. Esta característica es genética, es decir, cada persona nace con una sangre que pertenece a determinado grupo. Por lo tanto, su organismo acepta sólo la sangre del mismo grupo o de otro grupo compatible.

Los sistemas de grupos sanguíneos más conocidos son ABO (grupo A, grupo B, grupo AB y grupo O) y el Rhesus, conocido como Factor Rh, (positivo o negativo). Estos sistemas están presentes simultáneamente en todos los individuos. Cuando se habla de Grupo y Factor se hace referencia al sistema ABO y al Rh, respectivamente.

Un adulto tiene entre 4,5 y 6 litros de sangre, el 7% de su peso corporal. Es fundamental que las personas sanas mayores de 18 años y que pesen más de 50 kg donen sangre en forma periódica y voluntaria. Con una bolsa de sangre (450 ml) se pueden salvar hasta 3 vidas. Al llegar al centro de transfusión, la sangre es dividida en sus tres componentes principales: hematíes (glóbulos rojos), plasma y plaquetas, que se transfundirán a cada enfermo en función de sus necesidades. Existe un cuarto componente de la sangre (crioprecipitado) derivado del plasma, que contiene factores para la coagulación de la sangre necesarios para tratar enfermedades, como la hemofilia, y para realizar trasplantes.

Donar sangre es seguro, ya que todo el material utilizado es estéril y se utiliza una sola vez. El proceso dura alrededor de 15 minutos y no requiere ayuno previo. Todas las donaciones son analizadas para evitar la transmisión de enfermedades causadas por agentes patógenos (hepatitis, VIH, Chagas, brucelosis, sífilis y otras).

La sangre no sólo no se puede fabricar sino que tampoco se puede almacenar indefinidamente. Las plaquetas, que sirven para la coagulación, se tienen que utilizar antes de cinco días de la donación, mientras que los glóbulos rojos tienen que transfundirse antes de 42 días y el plasma, antes de un año.

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Cerca de un millón de personas dona sangre cada año en la Argentina, la mitad a pedido de amigos o familiares, según el Ministerio de Salud de la Nación. Se calcula que se precisan 4.000 donaciones por día para cubrir las necesidades de sangre de todos los argentinos. Un hombre sano puede donar sangre hasta cinco veces por año y una mujer sana puede hacer lo mismo cuatro veces por año. Donar sangre en forma habitual y voluntaria es una forma fácil y altruista de dar vida, ya que no genera ningún trastorno y el organismo la repone en pocos días.


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