Enfermedad tiroidea y corazón

La tiroides es una glándula endócrina localizada en la zona del cuello que produce las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Su función es regular todas las actividades que participan en el metabolismo del cuerpo. En este sentido, la tiroides regula la velocidad con la cual se queman las calorías y modula el ritmo al que late el corazón.

Cuando la tiroides se encuentra demasiado activa, produce más hormonas de las que el cuerpo necesita, proceso que se conoce como “hipertiroidismo”.

Por el contrario, una glándula tiroides cuya actividad se encuentra disminuida, produce menos hormonas. Este déficit se conoce como “hipotiroidismo”.

La principal causa del hipotiroidismo es la enfermedad autoinmune conocida como “Tiroiditis de Hashimoto”. Es posible realizar un análisis de sangre para valorar la presencia de anticuerpos y eventualmente otros estudios para complementar el diagnóstico de esta enfermedad.

El hipertiroidismo es menos frecuente que el hipotiroidismo (1,3% versus 4,6% de la población). En ambos casos, la probabilidad de presentar alteraciones de la función tiroidea aumenta con la edad y es más frecuente en las mujeres.

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SÍNTOMAS:

El hipertiroidismo puede causar pérdida de peso, sensibilidad al calor, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración excesiva, ansiedad, irritabilidad y alteraciones del ritmo menstrual, entre otros problemas.

El hipotiroidismo puede provocar aumento de peso, cansancio o fatiga, dificultad para respirar (disnea), hinchazón en las piernas y párpados (edemas), piel seca, caída del cabello, disminución de la frecuencia cardíaca, lentitud, intolerancia al frío, debilidad, estreñimiento, depresión.

Las hormonas tiroideas tienen efectos directos sobre el sistema cardiovascular.

El hipertiroidismo puede generar dificultad para respirar ante esfuerzos como los que se hacen, por ejemplo, durante el ejercicio físico y conlleva un mayor riesgo de sufrir arritmias, tales como la fibrilación auricular.

El hipotiroidismo se asocia a hipercolesterolemia, que es el aumento de los valores de colesterol en sangre, lo cual incrementa el riesgo de desarrollar arteriosclerosis y enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio).

En las personas hipotiroideas se puede observar, además, una acumulación anormal de líquido en la cavidad que envuelve al corazón (derrame pericárdico), que mejora con un tratamiento de hormonas tiroideas.


FACTORES DE RIESGO:

  • Sexo: mayor incidencia en mujeres.
  • Edad: el riesgo se incrementa en individuos mayores de 50 años.
  • Estrés: un período de estrés intenso puede provocar alteraciones en la función tiroidea.
  • Antecedentes familiares.
  • Cirugía: si se extraen nódulos de la tiroides, la persona queda hipotiroidea.
  • Embarazo.
  • Tabaquismo.
  • Alimentación con yodo en exceso o insuficiente.


EXÁMENES DIAGNÓSTICOS:

  • Examen físico completo.
  • Análisis de laboratorio completo: hemograma, valores de colesterol (colesterol total, HDL, LDL, triglicéridos), hormonas tiroideas (TSH, T3, T4), anticuerpos anti-tiroideos.
  • Radiografía de tórax.
  • Electrocardiograma (ECG).
  • Ecocardiograma doppler.


TRATAMIENTO:

Los tratamientos disponibles para el hipertiroidismo incluyen las medicaciones antitiroideas (metimazol, carbimazol y propiltiuracilo), los bloqueadores beta y la cirugía tiroidea.

Para tratar el hipotiroidismo, se usa la hormona tiroidea (levotiroxina).

Ambos tratamientos producen una mayor tolerancia para hacer ejercicios, resuelven la disnea de esfuerzo y previenen el desarrollo de enfermedad cardiovascular.

Se debe reservar la internación para los casos graves de arritmias e insuficiencia cardíaca.


PREVENCIÓN:

  • Cumplir correctamente con el tratamiento.
  • Consultar al médico en casos de taquicardia y dificultad respiratoria ante esfuerzos.


SINÓNIMOS:

  • Hipertiroidismo.
  • Tiroiditis de Hashimoto.
  • Tirotoxicosis.


TEMAS RELACIONADOS:

  • Colesterol.
  • Hipertiroidismo.
  • Hipotiroidismo.
  • Tiroides.