Trasplante de corazón

Es el reemplazo del corazón gravemente enfermo de un paciente por el corazón sano de un donante fallecido a causa de daño encefálico irreversible (muerte cerebral).

La falla o insuficiencia cardíaca (crónica o aguda) es la etapa final en la evolución de muchas enfermedades cardíacas (infarto de miocardio, enfermedad de válvulas, hipertensión arterial, trastornos congénitos, infecciones cardíacas, enfermedades generadas por el exceso de alcohol o por algunos tratamientos oncológicos). Cuando la insuficiencia cardíaca es provocada por causas desconocidas, se la llama “idiopática”.

El corazón con insuficiencia cardíaca avanzada presenta dificultad para impulsar la sangre a de todo el organismo (fallo ventricular). Cuando la insuficiencia progresa, porque el paciente no responde a medicamentos ni a determinados tratamientos quirúrgicos (by-pass coronario, reemplazo valvular, dispositivos electrónicos implantables), el corazón se dilata (miocardiopatía dilatada) y puede ser necesario reemplazarlo mediante un trasplante cardíaco.

El corazón sano se obtiene de la donación altruista y anónima de una persona fallecida bajo criterios neurológicos. Debe existir compatibilidad de grupo sanguíneo y tamaño corporal entre donante y receptor.

La obtención de órganos para trasplante (procuración) es una tarea que realiza en la Argentina un ente nacional dependiente del Ministerio de Salud de la Nación llamado INCUCAI. Este organismo fiscaliza las listas de espera y asigna los corazones de donantes según criterios médicos preestablecidos. La actividad de trasplantes en la Argentina se rige por las Leyes Nacionales Nº 24.193 y 26.066.

El trasplantado cardíaco deberá recibir medicamentos que modifican su sistema inmune (inmunosupresores) para que no se produzca un rechazo del órgano implantado. Esta medicación deberá ser tomada a lo largo de toda la vida, y el paciente deberá seguir controles estrictos con un equipo multidisciplinario especializado en trasplantes.

El trasplante cardíaco mejora la calidad de vida de pacientes con insuficiencia cardíaca terminal y prolonga la sobrevida. El receptor puede retomar sus actividades diarias, sociales, laborales y recreativas. Si lo desea, puede incluso realizar actividad física deportiva.


SÍNTOMAS:

Los síntomas pueden ser leves o graves y son consecuencia del insuficiente aporte de sangre al cuerpo y de la acumulación de líquido, también llamada “congestión”. El menor aporte de sangre y la congestión afecta las funciones de otros órganos (como los riñones, pulmones e hígado) y genera los siguientes síntomas y signos:

  • Fatiga.
  • Falta de aire o dificultad para respirar.
  • Tos.
  • Desmayos o síncope.
  • Latidos cardíacos irregulares o rápidos.
  • Dolor de pecho ante esfuerzos.
  • Sensación de plenitud de estómago.
  • Pérdida de apetito.
  • Malestar general.
  • Náuseas.
  • Acumulación de líquido en piernas y abdomen.
  • Edema pulmonar.


TRATAMIENTO:

El tratamiento posterior al trasplante consiste en:

  • Medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano trasplantado: ciclosporina, azatioprina, rapamicina, entre otros.
  • Prevención de las infecciones, ya que los inmunosupresores disminuyen las defensas. Pueden utilizarse antibióticos y antivirales, como trimepotrima, sulfametoxazol o valganciclovir.


PREVENCIÓN:

Tratamiento adecuado, control y seguimiento estricto de las patologías cardíacas que pueden dar lugar a una insuficiencia cardíaca (prevención secundaria).


SINÓNIMOS:

  • Trasplante cardíaco.


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