Corazón y mujer

Con el ingreso a la menopausia, el riesgo cardiovascular de las mujeres aumenta. Por eso, se les recomienda cuidar la alimentación, mantener un peso estable, realizar actividad física y controlar los Factores de Riesgo (hipertensión arterial, diabetes, colesterol elevado, obesidad, sedentarismo) desde edades tempranas. Al realizar chequeos médicos y análisis de sangre periódicos, es posible detectar precozmente ciertas alteraciones cardíacas y prevenir futuras complicaciones.

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Si se les pregunta a las mujeres cuál es su riesgo de padecer un infarto de miocardio, probablemente contesten que es una enfermedad más frecuente en los hombres que en ellas. Su mayor preocupación está centrada en el riesgo de padecer cáncer de mama. Sin embargo, 1 de cada 3 mujeres fallece en el mundo por afecciones cardiovasculares, mientras que 1 de cada 6 muere por enfermedades ginecológicas vinculadas al cáncer.

Los factores de riesgo cardiovascular afectan de manera diferente a hombres y mujeres. Entre el 60 y el 70% de las mujeres mayores de 60 años son hipertensas. Ellas tienen mayor riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) que los hombres. En cuanto a la diabetes, las mujeres que tienen esta enfermedad duplican el riesgo de infarto, comparadas con los varones. Finalmente, si las mujeres fuman más de 20 cigarrillos al día, tienen 4,5 veces más riesgo de presentar un problema coronario que los hombres que fuman lo mismo.

Es importante subrayar que el riesgo de infarto de miocardio o ACV en la mujer aumenta considerablemente si la mujer fuma y toma anticonceptivos orales. También es preciso enfatizar que los síntomas de una enfermedad coronaria en la mujer son muy variados y pueden incluir: mareos, malestar estomacal, dolor en la mandíbula o los hombros, náuseas o fatiga.

Para prevenir problemas cardiovasculares, es aconsejable que las mujeres organicen su alimentación durante las largas jornadas de trabajo, y programen el momento para hacer ejercicio físico.

La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar 30 minutos de actividad física -de moderada intensidad- cinco días a la semana. De esta manera, mejora el control de la presión arterial, aumentan los niveles de “colesterol bueno” (HDL) y se reducen los niveles de glucosa (azúcar) y triglicéridos en sangre. El ejercicio diario favorece también el control del peso corporal y reduce el riesgo de diabetes.

Además, con una alimentación adecuada y actividad física diaria se reduce el riesgo de fracturas en la mujer después de la menopausia; disminuye a la mitad el riesgo de infarto de miocardio y ACV; y también baja el riesgo de cáncer de colon, endometrio y mama.


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