Circulación colateral: Cómo mejorar la irrigación del corazón

Las personas que padecen obstrucciones en las arterias que irrigan al corazón generalmente son sometidas a intervenciones que faciliten la circulación sanguínea y prevengan los infartos. Sin embargo, 1 de cada 4 pacientes no pueden beneficiarse con este tratamiento porque tienen arterias coronarias muy delgadas, cuyo diámetro no permite el paso del catéter con balón para implantar el stent (angioplastia) o no permiten una reconexión por medio de un by-pass. En algunos de estos casos, sin embargo, el organismo genera naturalmente nuevos vasos para llevar sangre al área del corazón afectada por la obstrucción. Varios estudios muestran que el ejercicio físico puede contribuir al desarrollo de este “by-pass natural”, que puede salvarles la vida a muchas personas con enfermedad coronaria.

Circulación colateral: Cómo mejorar la irrigación del corazón

El músculo cardíaco es habitualmente nutrido a través de sangre que llega desde las arterias coronarias, que se originan a nivel de la aorta y luego se ramifican en vasos cada vez más pequeños. Cada arteria coronaria suministra sangre a un área particular del corazón.

En algunas personas, vasos muy pequeños parecidos a un cabello (capilares) conectan además las arterias coronarias y el músculo cardíaco. Estas interconexiones se denominan "circulación colateral", "derivaciones naturales" o “bypass natural”.

Cuando existe una obstrucción de una arteria coronaria, estos pequeños vasos colaterales pueden funcionar como un “puente natural” para conducir la sangre al área cardíaca afectada por la falta de nutrientes. El proceso de conversión de pequeños capilares en vasos colaterales de mayor tamaño, capaces de irrigar adecuadamente el músculo cardíaco, depende de muchos factores (genética, estilo de vida) y varía en cada persona. Sin embargo, estudios científicos han probado que el entrenamiento aeróbico (caminar, andar en bicicleta, nadar) puede favorecer este proceso y reducir las posibilidades de ocurrencia de una angina de pecho e, incluso, de un infarto de miocardio o un ACV.

De hecho, un estudio presentado recientemente en la Conferencia Internacional sobre Stroke de la American Heart Association mostró, en ratones, que practicar actividad física en forma regular a partir de la mediana edad puede prevenir la ocurrencia de ACV en la vejez o disminuir sus secuelas, gracias al fortalecimiento de la circulación colateral en el cerebro.

Otro estudio, publicado en 2016, reveló que tanto el ejercicio moderado como el intenso -realizado 5 días a la semana- aumenta la circulación de sangre hacia el corazón en personas que sufren dolor de pecho (angina estable) y puede prevenir, de esta manera, la ocurrencia de infartos.

Más allá de las intervenciones quirúrgicas y el necesario tratamiento farmacológico para la enfermedad coronaria, el entrenamiento físico colateral es una terapia natural y valiosa que se realiza bajo supervisión médica en centros de rehabilitación cardiovascular.


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